El hecho de proyectar el diseño de una cocina también está muy relacionado con los elementos que tenemos a nuestra disposición. Es por ello que el hecho de contar con una ventana juega muy a favor de la idea de ubicar los fregaderos de cocina justo delante o debajo de esta.
Las ventanas no solo son la solución lumínica ideal para una cocina que, de este modo, cuenta con luz natural y permite un juego de colores mucho más versátil, sino que convierten las tareas cotidianas que se realizan en la cocina en mucho más amenas. De este modo, el hecho de fregar los platos o lavar las verduras son tareas con vistas.
Por otro lado, y teniendo en cuenta la existencia de una ventana, el mobiliario del resto de la cocina se organiza de forma estratégica para que así el fregadero cuente con una ubicación privilegiada.
Ubicación de elementos complementarios
Otra idea es colocar, en los lados adyacentes a la ventana, elementos de decoración que también nos puedan alegrar la vista como, por ejemplo, cuadros o fotografías (ya sean relacionados con el ámbito culinario o con nuestra vida diaria).
Antes hemos mencionado el hecho de aprovecharnos de la luz natural que entra por la ventana y que, en muchas ocasiones, también se complementa con la ubicación de dos lámparas justo encima del fregadero para iluminar nuestra tarea en cuanto se hace de noche. Hemos de tener en cuenta que esa zona es donde acostumbramos a pasar más rato.
Otro complemento también muy habitual es el uso de cortinas o estores para colocar en esas ventanas y poder observar sin ser observados. Evidentemente, escogeremos las telas en tonos claros o blancos para facilitar, en la mayor medida posible, la entrada natural de la luz.
Si estáis pensando en dar un nuevo aire a vuestra cocina y contáis con una ventana en ella, ¿qué tal si probáis a beneficiaros de todas sus ventajas?