El espacio que ocupa un fregadero de cocina es de los más usados en ese espacio, siendo el que necesita una higiene y una limpieza más cuidada. De ahí el hecho de ubicarlo en un sitio que no solo resulte cómodo sino también funcional en cuanto a áreas de cocción y almacenaje.
Una buena idea es adquirir uno con dos senos. Uno de ellos para el lavado de los enseres de cocina y el otro como soporte en la preparación de alimentos.
Normalmente se ubican en el centro para evitar que los desplazamientos dentro del espacio de trabajo sean menores.
Griferías
Otro aspecto importante es el de la grifería. Las hay de tipo semi-profesional con un uso muy funcional que propicia la instalación de fregaderos de cocina con gran capacidad para que el agua no salpique.
No obstante, todo depende del tamaño de fregadero de cocina escogido. Si se elige un fregadero pequeño, el caño del grifo no debería ser muy alto y también se puede optar por uno extraíble para que sea más versátil.
Por otro lado, también son de uso habitual las griferías de cocina con un estilo retro, tradicional o rústico, siempre que se escoja un fregadero de piedra.
Tipo de fregaderos de cocina
Como ya comentamos en anteriores artículos, el material con más uso habitual es el acero inoxidable pero también pueden encontrarse fregaderos sintéticos de cocina con unas características que nada tienen que envidiar a los elaborados con otros materiales, ya que representan una porosidad muy baja, lo que los convierte en extremadamente higiénicos y duraderos. Además disponen de una gran variedad de colores por escoger.
Asimismo, se puede optar por un fregadero con un seno y medio a los que se pueden incorporar escurridores o tablas de corte.