Las cocinas diseñadas en L permiten integrar de forma muy fácil distintas zonas: la del fregadero de cocina, la de preparación de los alimentos y la de cocción. Este tipo de distribución también es muy adecuado para la instalación de una mesa que, en consecuencia, convierte estos tipos de cocina en espacios muy funcionales.
Ejemplos de cocina en forma de L
Normalmente las cocinas en forma de L están abiertas al comedor y se integran a la perfección en el espacio con un objetivo: no tomar el protagonismo a la sala de estar.
Para una cocina pequeña y funcional, en tonos que se mueven entre el gris y el blanco, y que otorga un ambiente sosegado, el fregadero puede ubicarse bajo la ventana para aprovechar al máximo la entrada de luz natural.
Esta ubicación se puede completar con un suelo hidráulico y, en cuanto a muebles y electrodomésticos, se puede apostar por muebles colgantes y estantes abiertos, así como un pequeño frigorífico ubicado bajo la encimera y cerca de la gaveta del fregadero.
Por otra parte, y si nos encontramos con un diseño del entorno que contempla la instalación de la cocina en forma de L bajo un techo inclinado, se recomienda apostar con un tipo de decoración que no desentone con el conjunto de la estancia y la instalación, por ejemplo, de una pequeña isla con espacio de almacenaje que también nos sirva como mueble auxiliar. Para dar un toque diferente, podemos instalar un espejo encima del fregadero como elemento de decoración. ¿Cuentas con un espacio reducido para ubicar tu cocina? ¿Piensas que una distribución en forma de L puede ser adecuada? ¡Apuesta por ella sin miedo!