Todo cuenta con su propia historia, incluido el humilde fregadero de cocina. Este objeto de uso doméstico, al que muchas veces damos poca importancia práctica, está presente en todos y cada uno de los hogares y, en la sociedad actual, seguramente estaríamos perdidos sin él.
Los primeros fregaderos
Antes de la modernización de la fontanería, el agua tenía que ser recolectada manualmente y transportada desde un arroyo, estanque o pozo cercano. El agua para beber, cocinar y lavar se traía varias veces al día.
Los primeros “fregaderos” eran simplemente cubos o cacerolas de agua que luego tenían que ser llevados afuera para verter el agua sucia. Los platos y sartenes sucios se fregaban con cenizas o arena, y luego se lavaban con agua y jabón con lejía en una palangana que se colocaba sobre un banco o una mesa de la cocina. El agua de desecho se vertía en el huerto o se daba a los animales de granja. La primera cosa que reconoceríamos como un fregadero fue una pila de madera, metal o piedra poco profunda que se apoyaba sobre unas patas y se colocaba en un alféizar de la ventana o encima de una de las mesas de trabajo de la cocina. Dicho fregadero evolucionó entre los años 1820 y 1900, y finalmente fue revestido con plomo o zinc. La población con más poder adquisitivo podía contar con un fregadero que tuviera una bomba de madera o de hierro con acceso directo a agua (aunque el agua seguía vaciándose manualmente) – algunos hogares incluso disponían de cisternas que recogían el agua de lluvia para su uso en interiores.
Evolución a fregaderos instalados por profesionales
En 1902, los fregaderos de acero, granito y esmalte reemplazaron los viejos fregaderos de madera o de piedra, zinc o plomo. Estos se encontraban conectados directamente a la red de agua, disponían de desagües y tenían que ser instalados por profesionales.
En la década de 1930, empezó a utilizarse una aleación de cobre y níquel, ya que era resistente a la corrosión, a diferencia de su predecesor de esmalte. También se utilizó porcelana y se diseñaron fregaderos más pequeños y elegantes.
Actualmente, y como ya hemos comentado en otros artículos de este blog, los materiales usados para el diseño y fabricación de fregaderos de cocina son muy variados: acero inoxidable, vidrio, granito, material sintético, etc. La elección de un material u otro dependerá del uso que vayamos a darle.
Para finalizar, nos queremos hacer eco de un dicho popularizado en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial: “everything but the kitchen sink” (“todo menos el fregadero de cocina”); y es que el conflicto bélico obligó a realizar un llamamiento a la población para que donara todo lo posible para su uso. El metal se utilizó para la fabricación de arsenal, por lo que los únicos objetos que no se necesitaban eran los fregaderos de porcelana de la cocina – de ahí el dicho. 😊